Desalojada por el Estado la Corrala La Charca y las treinta familias que habitaban en ella

. jueves, 24 de abril de 2014
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Foto: Esta mañana las élites financieras, a través de sus aliados políticos y sus fuerzas armadas, han desalojado la Corrala La Charca en el barrio madrileño de Carabanchel. 30 familias en riesgo de exclusión y miseria, muchas con menores,  y que habían conseguido la posibilidad de rehacer una vida digna, han sido echadas a la calle sin alternativas posibles, contraviniendo artículos fundamentales de la Constitución. Todo para que el Consejo de Administración de un banco cualquiera se compre otro jet privado más con la mínima parte de beneficios que supone especular con miles de edificios enteros vacíos durante años.

La Corrala La Charca, edificio ocupado en nuestro barrio desde el día 29 de marzo de 2013, ha sido desalojada hoy por las fuerzas represivas del Estado. Se han presentado esta mañana sin orden judicial previa y han dejado en la calle a nada más y nada menos que treinta familias de clase obrera con doce menores de edad entre los desalojados y desalojadas mediante la violencia y la intimidación. Entre los planes de los compañeros y compañeras expulsadas de sus hogares estaba constituir un centro social para la realización de actividades sociales y políticas en el barrio.
El edificio llevaba desde el año 2012 vacío y pertenecía a UNIFO, una constructora e inmobiliaria que mantiene cientos de viviendas vacías con el único objetivo de practicar la especulación con un bien básico como la vivienda. Ese será precisamente el objetivo del edificio que desde esta mañana está vacío: la especulación, ingresar lo que para ellos son cuatro perras arrancadas de los bolsillos casi vacíos de la clase trabajadora que con su sudor apenas gana lo suficiente como para poder pagar una hipoteca o alquiler. Su desalojo no es más que un episodio añadido a la larga lista de pisoteos que sufrimos las trabajadoras y los trabajadores por parte de la clase empresarial y el aparato estatal que los defiende a ellos mientras nos ataca sin piedad a nosotras y nosotros.
Contra los ataques contra nuestra clase sólo queda una opción: la organización de la clase trabajadora. Sólo mediante la organización conseguiremos plantarles cara y acabar con su violencia que nos condena a la miseria, la explotación y la marginalidad.

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